Abandonada

"Abandonada" Pensé. La palabra describía con precisión ese estado. Podría haber gritado y nadie se hubiera dado cuenta...¿Es que en mis ojos no se ve? En la oscuridad era más invisible. Y aunque sollozaba nadie parecía escucharme. O quizás fingían no escucharme.
Necesitaba que alguien me escuchara, que a alguien yo le importara. Pero sentía que no había nadie, nadie, nadie... ¿Qué hago? ¿Cómo se soportan los días si uno no tiene ganas de vivirlos? Pero no, no quiero morirme, aunque ya no sé que será mi futuro. En realidad nunca lo he sabido, simplemente algo intuía, como un deseo. Pero me siento tan vacía, tan inútil, tan volátil, tan insignificante... ¿Qué se hace cuando uno siente que ha perdido todo? Hasta la cordura... creo que ya no me queda nada, nada, nadita. Estoy solísima en este lugar tan grande y rápido que no atino a saber dónde estoy ni que hice ni que hago ni que haré que no haré ¡Qué voy a hacer! Tengo una esperanza finita, chiquita... Encaprichada como una niña quiero que se haga realidad ahora, ya, en este mismo instante. Quiero encontrarme con los que me importan, a los que les importa. Quiero hundirme en sus pechos en sus nubes en sus consuelos... Quiero sentirme bien otra vez, quiero que me susurren, que me amen, que me mimen... Quiero que me quieran. ¿Qué voy a hacer? Esa esperanza está lejos aún... Quisiera dar un brinco y espiar ese futuro lindo y sonreírme y no equivocarme... ¡No! No puedo equivocarme. Aquel fantasma decepcioso me acecha por la espalda, me roza y pasea sus dedos por mi espalda. A veces temo que se haga realidad... Tengo miedo y mientras tanto sigo aquí, abandonada a la suerte, a la incertidumbre de no saber si mañana alguien me hablará, si alguien se preocupará, si me preguntarán, si me responderán, si me odiarán, si me mirarán... Pero hoy los odio. Hoy odio que no se me escuche, odio sentirme tan abandonada... Estoy tan triste como mi cama fría y mi cuerpo agazapado esperando un abrazo de verdad. Estoy tristísima y mis ganas de llorar se salen por todos mis poros y no lo ven, no lo sienten. Tengo una tristeza que ellos parecen ignorar. Mi alegría todos la quieren, pero mi tristeza no. Sólo algunos, aquellos a quienes más amo, porque me aman y escuchan, aquellos sienten mi tristeza y me toman de los brazos, me ayudan a caminar este penoso andar en ésta, mi adorada oscuridad.
Pienso en ellos y me elevo. Pero hoy están lejos, lejísimos y no alcanzo, no llego a agarrarme de sus manos, no puedo escuchar sus palabras de aliento. En este pozo oscuro hoy no escucho nada y no encuentro la salida. Sigo estancada y el tiempo pasa y no quiero seguir aquí. Pero debo encontrar el sentido, mi sentido, mi objetivo... Hoy no encuentro nada, estoy abandonada.