Sophie

Mi primer recuerdo es su sonrisa y el mundo girando; las luces, la gente, la noche... todo era un cuadro impresionista tras ella. Su sonrisa y esos ojos brillantes... Me hablaba de los proyectos a futuro y se reía emocionada. Yo también estaba feliz, todavía puedo revivir esa placentera sensación que nos invadió aquel día.

Éramos tan felices... Sophie, ¿Dónde estarás ahora? ¿quiénes reciben tu sonrisa por la mañana?
Los planes se volvieron acciones y a pesar de las adversidades, tú seguiste, Sophie.
Tú tenías razón, en el fondo sabía que tenías razón.
Me he traicionado a mi mismo. He pisoteado mis ideas, las abandoné y me convertí en lo que más repudiaba. Soy un hipócrita con corbata. Yo sigo el protocolo y el horario, vivo entre las luces eléctricas y el gris cemento. Soy un alienado más.
Pero tú...Tú lo has logrado. Y por las noches, cuando salgo del trabajo y me topo con las estrellas, puedo sentirte cerca, puedo pensar que tú las ves allí, donde sea que estés, incluso mejor que yo. Y vuelvo a recordar tu sonrisa.
Eres un sueño hecho realidad, querida flor. Ya mi vida está encadenada entre engranajes y relojes, pero tú Sophie, eres la ilusión por la que vivo. Imagino tus días en una carpa, entre frascos y plantas, entre niños y  colegas, entre la pobreza y la solidaridad, entre la esperanza y la frustración.  Tú haces la diferencia.

He leído tu entrevista, mientras me tomaba un café cerca de la oficina. Y me sentí un ser inmundo. Todo se me vino a la mente... Había dejado tanto atrás... Te dejé tan allá... Sé que esa vez no llorabas por ti sino más bien por mí, porque sabías que esto pasaría, ¡Oh, Sophie! Tenías tanta razón...

Lamentaré siempre haberte decepcionado, pero siempre serás mi estrella. Quizás vuelva escribir, Sophie, quizás por tí, comience a vivir otra vez.


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